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miércoles, 2 de mayo de 2012

No quiero ser princesa


Pero ya no quiero ser esa princesa rubia de cabellos kilométricos, cuyo único objetivo es esperar a que el príncipe llegue de una vez por todas y le rescate de la mierda de torre en la que está encerrada. Ni a tener un amante secreto porque el matrimonio por conveniencia le ha arruinado la vida. No quiero duelos por mi mano, o por mi amor, no quiero más: "Y vivieron felices y comieron perdices", porque no implica que vivan, implica un fin, y las perdices no me gustan. Paso de vestidos y cancanes de diez metros de diámetro, y no pienso perder un zapato para que el chico de mis sueños me encuentre mientras mis hermanastras me impiden disfrutar la vida.

Porque quiero seguir siendo esa chica de ojos castaños y pelo ondulado que se desespera los días de lluvia porque se le riza y no le gusta. No tengo un amante secreto, porque si lo tengo se lo grito al mundo entero, porque él es todo lo que quiero. No quiero duelos, quiero que me coman a besos, y que día tras día me digan lo guapa que voy o lo bien que me quedan esas botas. Quiero seguir vistiendo vaqueros y sudadera, y arreglarme mucho más los fines de semana para salir, y por qué no, también ese día en el que quiero que al pasar por delante de ti te fijes en mí, y me dediques una de tus sonrisas que me pierden. No quiero perder un zapato, quiero quitarme los dos para así bailar toda la noche sin parar.

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