Llevo todo el día dándole
vueltas a lo mismo. En un año me ha cambiado radicalmente la vida, veo Madrid
con otros ojos. Que si he madurado, que si ya soy una mujer... eso dicen de
todos. Pero yo sigo siendo esa a la que le pierde el chocolate y que le miren
fijamente a los ojos, porque según el grado de inclinación de mi sonrisa se
adivina cómo me encuentro ese día. No han cambiado mis aficiones, escritura,
fotografía y moda se llevan la palma. Sí, físicamente no sigo igual, ¿pero
alguien sí? El tiempo nos cambia por fuera, pero una persona es como es, ahora,
y dentro de veinte años. Así que no, no creo haber cambiado, siempre he sido
así. Siempre llevaré las uñas mal pintadas, y me las seguiré pintando para no
comérmelas, y lloraré cuando chica alguien llore, y como no, seguiré riéndome
con cualquier tontería de la vida.
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